Un estudio realizado por 100 investigadores de todo el mundo, del que participó el INTA en Argentina, asegura que los campos agrícolas que producen en línea con el ecosistema están mejor protegidos de los insectos dañinos y producen más. Cumplir con la demanda mundial de alimentos en cantidad y calidad, el desafío.
Abejas, pájaros, árboles. Malezas, flores, trigo. Más insectos benéficos, ganado y una huerta. Aromas, colores y alimentos. Biodiversidad expresada en un campo. Un círculo virtuoso que potencia los rendimientos, aumenta la productividad y cuida el ambiente. Un sistema en el que todos ganan: la naturaleza y el productor.
¿Es realmente posible ser sustentable y productivo? ¿Se puede cumplir con la demanda mundial en cantidad y calidad?
Un equipo de 100 investigadores de todo el mundo, del que participó el INTA y fue coordinado por la Universidad de Würzburg y Eurac Research, lo confirmó.
El estudio, publicado en Science Advances titulado “A global synthesis reveals biodiversity-mediated benefits for crop production”, destaca las ventajas de la biodiversificación y asegura que los campos agrícolas que producen en línea con el ecosistema están mejor protegidos de los insectos dañinos mediante el control biológico, promueven la polinización y producen más.
Para llegar a este resultado analizaron una base de datos global de 89 estudios con 1475 ubicaciones de campos agrícolas en todo el mundo. Desde maíz en las llanuras americanas hasta colza en el sur de Suecia, plantaciones de café en la India, mango en Sudáfrica y hasta los cereales en los Alpes.
Uno de estos ensayos analizados en la investigación internacional es el de Pablo Cavigliasso –becario de formación del INTA Concordia, Entre Ríos–. El investigador estudió la dependencia y eficiencia de la polinización entomófila en arándanos (Vaccinium corymbosum) y sus efectos sobre la formación y calidad de fruta en los campos productivos de Entre Ríos.
En esta línea, especificó que los resultados indican que las plantas de arándanos de la variedad Emerald cultivadas en Entre Ríos presentan una alta dependencia a la polinización por insectos mostrando una influencia directa en los estimadores de formación y calidad de fruta.
Para Cavigliasso es necesario compatibilizar la producción de alimentos con la conservación de hábitats que le provean recursos a la biodiversidad asociada. Y llamó a un “replanteo del modelo productivo actual, por el bien de nuestra subsistencia”.
¿Qué es la biodiversidad y cómo se conserva? El término hace referencia a la amplia variedad de seres vivos y los patrones naturales que lo conforman. La biodiversidad comprende la variedad de ecosistemas y las diferencias genéticas dentro de cada especie que permiten la combinación de múltiples formas de vida y cuyas mutuas interacciones con el entorno fundamentan el sustento de la vida sobre el mundo.
En este punto, Beatriz Díaz –investigadora del INTA Concordia, Entre Ríos– fue más allá y aseguró que la biodiversidad nos provee de diversos servicios ecosistémicos como el de regulación de plagas, la polinización y el ciclado de nutrientes, entre otros. “Resultan imprescindibles para alcanzar una agricultura sustentable y garantizar la seguridad alimentaria”, destacó.